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Paperback Writer

Esto está parado

Ya son muchos años escribiendo aquí mis ideas y mis pensamientos. Son muchos años, sí, pero todavía no son demasiados. Con esto no quiero decir nada, este blog es una actividad que realizo por gusto y no por obligación. La cosa es que últimamente, esto está parado. Es así. No se me ocurre nada que escribir y si se me ocurre, no me apetece. Como dijo alguien, la vida cambia sin que te des cuenta. A veces lo hace tan rápido, que no da tiempo a estar preparado para ello. Y yo he cambiado. Tal vez no mucho, pero he cambiado. Esas pequeñas inquietudes que se revolvían en mi estomago, que me pellizcaban y me arañaban por dentro y que me hacían escribir aquí se han ido.
Recuerdo cuando empecé con esto, con mis quince añazos recien cumplidos. Yo solía leer el desorden, el blog de Miguel. Todas las semanas lo leía con ilusión y se me antojaba tremendamente entretenido. Y un día quise probar. Los lectores tardaron en llegar, y aún hoy esto no recibe muchas visitas. Pero recibe las suficientes, para mi gusto. Así que nadie podría decir que durante estos cuatro años, cumplidos el mes pasado, no he hecho un trabajo bonito e interesante. Y enriquecedor. Queridos lectores, ¡Lo siento! Pero esto está parado. Nadie es perfecto.

Excursión a San Cristobal

Hola a todos, soy Mikel, un buen amigo de Andres. Como anunció hace unos días, y dada su reciente falta de ideas, escribo una entrada. No tenía ni idea de sobre que podía hablar así que Andres me propuso que describiera nuestra excursión del pasado fin de semana, concreta mente el domingo, a San Cristobal.Fue el sábado a la noche cuando decidimos subir, a la mañana siguiente, a San Cristobal. Habíamos pasado toda la tarde en mi casa tocando y viendo una peli así que estábamos algo hartos de estar en interiores, y nos dio por planear una pequeña excursión. Decidimos quedar a las 10:30 en la tramontana y desde allí o bien coger la 7 para que nos acercase o ir a pie. Finalmente nos decantamos por caminar. Ya en camino nos pusimos a comentar lo que llevábamos cada uno en la mochila:

Andres_Mientras buscaba las chiquilin he encontrado un par de latas de coca-cola y ademas llevo algo de chocolate y unos cereales.

Mikel_Yo de comer no llevo nada, solo tres coca-colas.

Andres_Deberíamos comprar algo salado, tanto dulce podría matarnos.

Después de comprar un par de bolsas de patatas cerca de la plaza del ayuntamiento, caminamos y caminamos y caminamos hasta llegar a Artica, el pueblo situado en la falda del monte. Allí paramos para recuperar el aliento y tomar nuestra primera coca-cola. Diez minutos después (aprox), comenzamos el ascenso. Para subir al monte por esa cara hay dos opciones: una, seguir la carretera, mas largo y tranquilo, y otra, ir avanzando entre la maleza de los caminos, entre tramo y tramo de carretera. Fue la segunda forma, algo mas divertida, la que elegimos por “consenso”.
Mas o menos a la mitad del trayecto nos venció la pendiente, que no era moco de pavo, y paramos para nuestra segunda coca-cola. Entonces sucedió lo siguiente:

Andres_Como me gusta esta mierda, que cojones harían para inventar esto.

Mikel_Yo prefiero tener la cosica de no saberlo.

Andres_¿Has visto eso?

Mikel_¿El que?

Andres_Algo ha pasado corriendo por allí, al lado de aquel árbol.

Mikel_La cafeína nunca te sentó bien.

Andres_Seguro que era una ardilla o algo así, acerquemos nos.

Mikel_Vamos pues.

Nos aproximamos cautelosa mente al árbol y giramos hacia la dirección que había tomado el animal, objeto, u lo que rayos fuese. Íbamos abriendo camino, se ve que no mucha gente había pasado por ahí, andamos durante cinco o seis minutos siguiendo la corazonada de Andres hasta llegar a un pequeño claro. Los dos empezamos a mirar alrededor buscando algo, no sabíamos el que. Hasta que me percate de algo, un montón de ramas lo cubrían, y había algunas hojas secas, pero se podía ver una escalera. Le comunique el hallazgo a Andres y nos dispusimos a abrirnos camino entre las ramas. Enseguida conseguimos destapar el agujero y pudimos ver que parecía llegar muy abajo, los dos nos miramos y pusimos cara de Harrison Ford, nos costo un instante decidirlo, sin hablar siquiera.Escaleras abajo se iba yendo la luz, echamos mano de la tecnología, un par de móviles, para tener algo de visibilidad. Como suponíamos las misteriosas escaleras terminaban en un oscuro y maloliente túnel. Empezamos a caminar lentamente y con cuidado, continuamente mirábamos el suelo, supongo que con tanta oscuridad temíamos que simplemente se acabase.Diez minutos después nos topamos con algo, de nuevo unas escaleras, pero esta vez nos subían. Como las otras, éstas estaban en un estado deplorable y era complicado no tropezarse con alguna raíz o un piedra caída, el caso es que al final se veía una pequeña luz, algo que necesitábamos, hacia rato que estábamos algo desesperados y pensando en dar la vuelta. 687,3 escaleras mas arriba nos encontramos con la salida del pasadizo, también la cubrían algunas ramas, hojas y todo eso. Apartamos la vejetacion y sacamos las cabezas como un par de topos, estábamos viendo el camino que rodea el fuerte. Era de esperar que el túnel acabase cerca o dentro del fuerte, fue una suerte que fuese la primera.Después de tan curioso trayecto nos dispusimos a tapar el hueco de nuevo e ir a almorzar, había pasado algo mas de media hora desde que entramos en el pasadizo y estábamos cansados y hambrientos.
El resto de la excursión transcurrió sin sobresaltos, hablábamos poco mientras bajábamos, estábamos aun muy sorprendidos, quizá hacía diez años que nadie recorría ese túnel, y puede ser que fuese hace mas tiempo, cuando aun había actividad en el fuerte.

Podéis creeros mi historia o creer que solo subimos al dichoso monte, de todas formas estaríais equivocados, ya que en realidad, al ver lo alto y lejos que estaba el monte nos fuimos a caballo blanco, a ponernos como cerdos de comer.

 

La higa de Monreal

La higa de Monreal

¡Hola amigos! Siento no haber escrito ultimamente. No lo he hecho por ninguna razón en especial, simplemente me he tomado un descanso. Estos días he tenido algunas ideas para escribir, pero no han cuajado bien y no me ha apetecido plasmarlas. Qué se le va a hacer. De momento, hoy os traigo mi última aventura.
El viernes, mi amigo Gonxal comunicó que tenía que subir a la Higa de Monreal para realizar un control de aves. Sonó interesante y me apunté para hacerle compañía junto con Íñigo. La Higa es el monte mas alto de los alrededores, situado al sur de la cuenca de Pamplona, con una altura de 1295 metros. El sabado madrugué, me preparé un almuerzo y salí. El padre de Gonxal nos llevó a los tres hasta lo alto del monte. Desde allí vi los pirineos y toda la cuenca de Pamplona. Pasamos un buen rato observando las vistas y comentando las aves que iban y venían, o simplemente andaban por allí. Vimos pinzones, aviones roqueros, un cuervo, algún mirlo real, muchísimos buitres... Y de vuelta, vimos en una laguna una garza, y muchos patos entre los que había uno completamente negro, cosa extraña. ¿Sabeis que los cuervos realizan una especie de piruetas en su vuelo a modo de exivición? Hacen una especie de picados verticales y descienden un par de metros una y otra vez. Algo muy interesante de ver.
Hubo un momento de emoción en el que creímos ver un águila real, pero no lo era. También quería comentar que mi cabeza se despejo muchísimo con el descenso de presión y por unos minutos me olvidé de las jaquecas que me acosan ultimamente. No tengo mucho mas que decir. La higa de Monreal, recomendadísima visita, aunque supongo que si no vas con ornitólogos, no es lo mismo.
Decir que la foto fue tomada por Íñigo y no fue ni mucho menos espontánea. Gonxal sacó muy buenas fotos, como acostumbra. Le pediré que me deje enseñar alguna.

Aviso: Las dos proximas entradas correran a cargo de Íñigo y de Mikel, mientras me van volviendo las ideas.

Humo

Humo

Hoy, como no tengo nada que decir, os voy a contar que llevo diez minutos viendo como sale el humo de una chimenea, y se pierde en el cielo y en la atmósfera. En la lejanía del paisaje que se puede ver desde la ventana de mi cuarto, aún alcanzo a divisar otras tres columnas de humo y sospecho que la última de ellas debe ser la de la universidad, que emana el humo procedente de los talleres. Es entretenido, hasta un punto, ver como sale el humo y se revuelve, se hace una columna recta o inclinada, o se hace una bola y se disipa. En fin, aquí uno que lleva diez minutos absorto con esta imagen.

Midnight Cowboy

Hoy voy a hablar de una película que vi hace unos meses ya. Se llama "Midnight Cowboy" o "Cowboy de medianoche" en la versión de España. El título, más que poético, no está puesto por nada, pues la película es en sí bastante poética. Es una película algo dura, pero muy bonita y realmente buena.
Recuerdo que una vez, hablando de Forrest Gump con un amigo, David, éste dijo que Forrest Gump correspondía al grupo de películas diseñadas para los Oscar. Dijo que a él, como a todo el mundo, le gustó mucho la película, pero que se le podía achacar el ser poco auténtica. Y a mí, que Forrest Gump me encanta, me pareció que no era un argumento muy desencaminado, aunque tampoco es algo grave. Que menos que pretender hacer una película buena cuando un director se pone a ello.
De todas formas no se puede decir lo mismo de Cowboy de medianoche, ya que además de ser un peliculón, parece bastante auténtico. Y no es una película bonita porque sí, sino que contiene unas claras enseñanzas o lecciones sobre la vida y sobre lo importante.
También es muy destacable su banda sonora. Últimamente creo que las mejores bandas sonoras del cine, son aquellas que toman canciones existentes. Por ejemplo: Pulp fiction. Pero es mucho más meritorio aquellas que contienen temas propios, como es el ejemplo de esta película. Aquí os dejo los dos temas principales. El primero es una canción existente que se llama "Everybody is talking" de Harry Nilsson. El segundo me encanta, porque usa una armónica como instrumento solista, acompañado de toda una orquesta. Realmente bueno.




 

Época

Época

Pasamos por Conde Oliveto y la plaza Príncipe de Viana y alguien dice, aquí antes estaba la estación del Plazaola. La antigua estación de tren. El Plazaola unía San Sebastián con Pamplona. Creado inicialmente para el transporte de material, pero también llevó viajeros. Dejó de ser rentable, si es que alguna vez llegó a serlo. Y en 1953 unas riadas destrulleron gran parte de su estructura. Y adiós al Plazaola, ahora hay una pista para hacer senderismo. No se si todo lo que antes era la antigua vía ahora es una pista para caminar, o solo algunos tramos. Se que Irurtzun es un buen punto de partida, la pista pasa cerquísima y si echas a andar, aún verás algunos tramos de vías que se conservan. Piezas de museo.
Así que pasamos por Conde Oliveto y resulta que allí había una estación de tren. Quien lo diría. Pues me habría gustado verlo, con toda esa gente elegante cogiendo el tren. Señoras con vestidos, hombres con chistera y bastón. Todos muy correctos, saludándose formalmente. Y allí podría haber estado yo, mi yo de época. Llevaría un traje negro, con una de esas camisas de cuello alto alto estrujándome el cuello. Una corbata ancha y un bigote repeinado. Y un bastón con sable dentro.
Caminando caminando, llegamos hasta la exposición del recientemente reconstruido palacio del condestable para encontrar mas época. En el primero piso, fotografías de la postguerra, familias y demás. Y en el segundo, una exposición de las pertenencias de Pablo Sarasate. Impresionantes partituras llenas de semifusas, sus discos de vinilo, bastones, condecoraciones y postales que él mismo envió. También cuadros y fotografías. De recomendadísima visita.
Pablo Sarasate salía a su balcón del hotel La Perla una vez durante cada Sanfermín. Allí tocaba una pieza de violín ante las dos mil personas que se congregaban atentas en la plaza del castillo. Dicen que el silencio de la multitud era sepulcral y que el violín se oía desde el otro extremo de la plaza. Y cuando la pieza acababa, los vítores. El balcón está en el cuarto piso del hotel, está en la fachada que da a la plaza y es exactamente el balcón que queda en medio. De vuelta a casa me fijé en el balcón y sentí un escalofrío. Qué cercana está a veces la historia.
Y si os pasaís por el cementerio, vereis su mausoleo, enorme y ostentoso. ¿Quién querría estar enterrado en un sitio así?

La foto ha sido extraída de:

http://www.cfnavarra.es/centenarioSarasate/es/biografia/navarra_pamplona_sanfermin.asp

Donde encontraréis mas información sobre la relación del violinista con mi ciudad.

Incertidumbre

 

Esta entrada podría resultar específica y poco interesante para algunos. Voy a intentar redactarla de manera que sea legible para todos. De todas formas no soy ningún experto en la materia que uso a continuación así que pido, me disculpéis cualquier error, y como siempre, lo reportéis si queréis y podéis. A decir verdad, ni siquiera estoy completamente seguro de lo que digo a continuación.

Hoy os traigo una reflexión muy curiosa. Es la primera vez que voy a hablar de algo que tiene que ver con aquello a lo que me dedico, es decir, de algo que he aprendido en clase, o mejor dicho, de algo que tiene su base en algo que he aprendido en clase. Estoy estudiando ingeniería informática (creo que no lo había dicho nunca), lo cual es matemática en gran medida. Y como es así, las matemáticas ocupan gran parte de mi tiempo. Un profesor de matemáticas solía decir en el instituto que las matemáticas pueden llevarnos a puntos de maravillosa reflexión. Un pequeño ejemplo de esta afirmación es la representación gráfica de la función y=1/x, donde se ve porque el valor de "y" tiende a ser infinito cuando "x" vale cero. Esto es algo simple que, de todas formas, no voy a entretenerme en explicar porque carece de interés para un sinfín de personas. Baste con decir que este pequeño ejemplo no me pareció maravilloso en su día, de hecho no lo es, si acaso un pelín curioso. Pero nunca he pensado que el atractivo de la materia radica ahí. Sin embargo, hoy voy a hablar de una pequeña reflexión de carácter matemático y vitalista que si me ha resultado enormemente curiosa y que espero, podáis comprender.

¿Qué es un axioma matemático? Un axioma matemático es una afirmación que se toma por verdadera. O mejor dicho, que se toma por una tautológica, es decir, verdadera en todas sus formas posibles. Por ejemplo, un axioma matemático es "todo elemento es igual a sí mismo". Así, cualquier número es igual a sí mismo. Uno es igual a uno, dos es igual a dos, etc. Lo curioso de los axiomas, matemáticos en este caso, es que no se pueden desmentir ni demostrar, sino que simplemente se toman por verdaderos, cuando no se puede saber si lo son o no. ¿Por qué se hace esto? Bueno, esto se hace porque se espera que el axioma y la realidad tengan cierta relación. Relación que se pueda aprovechar.
Las matemáticas se basan en axiomas, el ejemplo anterior es uno de ellos. La ciencia de las matemáticas se ha desarrollado partiendo de axiomas, y de la misma manera por la que se espera que un axioma tenga una relación con la realidad, también se espera que las matemáticas tengan una relación con la realidad. ¿Qué sentido tendría su estudio de no ser así? Si no se esperara que la matemática tuviera relación con la realidad, su uso quedaría reducido a... ¿La ficción? ¿Lo lúdico? ¿El drama?
Pero lo realmente curioso de este tema es que esa relación con la realidad que hace útiles a las matemáticas no puede definirse científicamente. ¡Es imposible! Bueno, parece ser que existe pero no puede definirse de manera exacta, de forma que esa definición tenga una y solo una interpretación. ¿No resulta curioso? Bueno, a continuación voy a poneros un ejemplo matemático de este principio, un ejemplo muy claro, y luego comentare que tiene de atractivo, si es que no lo resulta de por sí.

La probabilidad es una parte de la matemática que asocia relaciones, porcentajes si queréis, a elementos. En un dado, se asocia al hecho de que "salga un seis al tirar el dado" un número, que es 1:6.
La probabilidad se usa para determinar el resultado más posible de un experimento. Ese es el uso que se le da. Atención a esto, mucha atención. Si yo tiro el dado muchas veces, observaré una tendencia, una tendencia a que salga seis una vez de cada seis veces que tiro el dado, exactamente la misma relación que otorga la probabilidad. No se muy bien como decirlo, pero el caso es que la probabilidad no habla en ningún momento de eso y no se puede explicar porqué ocurre esta relación.
La probabilidad se dedica únicamente a relacionar números (1:6 por ejemplo) a elementos. Lo hace mediante unos métodos definidos, de forma que, obviamente, el seis siempre tenga un 1:6 de probabilidad. Y si tengo seis cartas bocabajo, donde cada carta es un número del uno al seis, y decido levantar una, la probabilidad de que salga seis es exactamente la misma. Pero según como está definida la probabilidad, en ningún momento se nos asegura que vaya a haber una tendencia según la cual salga el seis una de cada seis veces. La probabilidad no asegura este hecho, no lo demuestra, no lo desmiente y no habla de él en ningún momento. Porque no se puede. Sin envargo, este hecho ocurre. Y si tiro el dado muchas veces, la cantidad de veces que salga seis tenderá a 1:6. Pero... ¿Quién podría asegurarme que no va a darse el caso de que no salga seis ninguna vez? ¿Acaso es imposible el hecho de que no salga el número seis en un millón de veces? ¿Si eso pasara, estaría en contradicción con alguna ley universal? ¿Veis el vacío científico al que quiero llegar? ¿Veis la incertidumbre? Tenemos un hecho que, según la matemática, tiene que ocurrir. El hecho ocurre, pero la matemática no explica porque, a pesar de haberlo definido.

No se si me he explicado bien. Espero haberlo hecho. Como apunte final, sólo quería decir que esta incertidumbre puede extrapolarse a fuera de la matemática. Por ejemplo, al lenguaje. A la mente humana. Si yo mido mi mesa de lado a lado y me sale cien centímetros, ¿Se puede demostrar o desmentir que mi mesa mida 100 centímetros? En fin, este hecho ya no se presenta tan riguroso como en las mates, porque una respuesta podría ser; "Sí, se puede demostrar, porque al medirlo con la regla se obtiene ese dato". Sin embargo, y esto ya es más difícil de percibir, la incertidumbre explicada a continuación parece estar presente. Parece estar ahí, de alguna forma. Y en el lenguaje, cada palabra se define usando otras palabras, pero de alguna forma, no se puede conectar el lenguaje directamente con la realidad. El lenguaje como ciencia, solo se puede definir consigo mismo.
Y si sigo extrapolando mi incertidumbre, podría llegar al existencialismo, donde la realidad es la mente de cada uno. Aquí me detengo, porque las ideas empiezan a escabullirse y temo a su desplome total.

En el curioso libro, "El curioso incidente del perro a medianoche", un personaje autista cuenta que tiene dificultades para relacionar la ciencia motora por la que comprendemos la realidad, con la realidad misma, y en ocasiones, cuando la información a relacionar con la realidad es grande, el personaje autista resulta mareado. Os lo recomiendo.

 

Los cinco euros del abuelo

Los cinco euros del abuelo

 

El sábado mi abuelo me dio cinco euros. Se acercó y me dijo: "¿No estabas ahorrando? Toma una ayudita, anda". Le di las gracias y me guardé los cinco euros en la cartera. Cuando lo hice, mi abuelo me miró y me dijo entre risas "No disimules, seguro que te los gastas este fin de semana". La verdad es que me encogí de hombros. Sí, era probable que los acabara gastando, al fin y al cabo, ya no estaba de exámenes. Me planteé, y solo me planteé, intentar conservar los cinco euros.
La tarde del sábado pasó bastante divertida, en parte gracias a que mi amigo Elías había vuelto de Salamanca para pasar el fin de semana en Pamplona. Y luego la noche, donde es muy fácil pasárselo bien aquí. Vi a mucha gente y hablé de muchas cosas, pero todo eso no viene al caso. Cuando acabó la noche eché un vistazo a la cartera, y allí estaban, los cinco euros del abuelo.

Al día siguiente me levanté tarde y creo que fue el primer descanso en condiciones desde el fin de exámenes. Satisfecho por no haber tenido ningún sueño preocupante ni nada por el estilo, me di una buena ducha y planeé una larga tarde de no hacer nada. Y así fue, hasta después de la cena. Mi hermana me llamó para comunicarme que iba hacia el Toki Leza, un bar de toda la vida, de la calle Calderería. En concreto, el Toki Leza es uno de mis bares preferidos, ya he hablado de él alguna otra vez. Casi toda la música que allí ponen se identifica con mis gustos, por no hablar de que el domingo por la noche hacen lo que se llama una open jam en acústico, y músicos cantautores suben a un pequeño escenario improvisado a cantar sus propias obras o alguna que otra conocida versión. Generalmente de Bob Dylan, o los Beatles, por poner algún ejemplo, pero también algún que otro clásico del blues. Siendo domingo y habiendo open jam, como he dicho, no pude decir que no y me encaminé hacia allí.

Debo decir que por el camino me encantó la imagen que toma la ciudad a esas horas. Bueno, los domingos a esas horas. Serían las once y media o así y no había absolutamente nadie por la calle. La verdad es que me parecieron preciosas las calles de Pamplona vacías. Ni siquiera pasaban coches. Me encantan las multitudes, las ciudades multitudinarias donde el gentío participa del encanto de la ciudad. Pero pocas veces uno tiene la ocasión de ver sitios que acostumbra a ver llenos, completamente vacíos. Y se percibe mejor cada detalle, la luz anaranjada de las farolas ofrece un resplandor hermoso en las paredes,  y el suelo brilla gracias a esta luz y al agua de la lluvia. Los propios pasos retumban en cada esquina con un pequeño eco, y uno tiene la sensación de estar caminando entre el escenario de un sueño, esta vez un sueño bonito, donde la ciudad es entera para uno mismo.

De este marco casi hipnótico llegué al bar. Cuando llegué, me ofrecí a pagar una ronda. Saqué la cartera del bolsillo interior de la chupa y la abrí. Allí estaban, los cinco euros del abuelo. Vaya, al final no durarían. Me encogí de hombros, una ocasión es una ocasión. Me acerqué a la barra y pedí. Dos cañas. Fui a pagar, eché la mano hacia el billete y al cogerlo, descubrí que no había un billete en mi cartera, sino dos. Así, no había logrado conservar cinco euros, sino diez, y no me había dado cuenta hasta ese momento, ya que ambos billetes estaban superpuestos uno con otro. Pagué.
De vuelta en casa, guardé los cinco euros restantes en la cajita de ahorros.

En la foto de arriba podéis ver parte del interior del Toki. Allí se conserva, tal como muestra la foto, un pozo antiguo. Esto, junto con los acabados en madera, la piedra y las pinturas, da al lugar un toque muy rústico y acogedor. De aconsejada visita.

 

El sueño lúcido

El sueño lúcido

 

Es curioso esto de... del cansancio. Esto de dormir poco y mal. Recuerdo el comienzo de aquella película, El club de la lucha. Edward Norton padece de insomnio y cuenta como se deforma su conducta y su carácter. Dice que los días transcurren uno tras otro, lentamente, pero a la vez rápido en su sucesión. También dice que reina una especie de extrema apatía. Yo recuerdo la escena en la que está trabajando en su oficina y la luz de la maquina fotocopiadora va iluminando su cara de muerto.
Ayer por fin acabaron los exámenes y reconozco que nunca me había sentido tan cansado. Todos los días, sobre todo los últimos, he estado durmiendo poco y mal. Más poco y mal de lo normal. La mañana del viernes fue muy macabra. Amanecí con la almohada llena de sangre, me había mordido la lengua durante la noche, a causa de los nervios. Pero bueno, todo eso ya acabó, se acabaron los exámenes. Ayer por la noche estuve en un concierto de los Beat-Less, un grupo de Pamplona que toca versiones de los Beatles. Intento verlos siempre que tocan, porque lo hacen realmente bien, son muy buenos. Salté, canté, bebí y caí rendido sobre la cama. Me dormí en menos de un minuto y esta noche he tenido un sueño muy extraño. ¿Alguien sabe lo que es un sueño lúcido? Dicen que un sueño lúcido es un sueño en el que eres consciente de estar soñando y puedes aprovecharlo para hacerle preguntas a tu inconsciente. A mi me pasó algo así, solo que fue de todo menos lúcido. Al principio era un sueño normal, yo andaba por la calle cabizbajo y sonaba la conocida canción de Fools Garden. Amanecía y yo comenzaba a sentirme mareado, así que llamaba a la primera puerta que veía. Toc, toc. Abría una señora mayor y yo le contaba que estaba muy mareado. Me dejaba pasar. Iba al baño de su casa y entonces es cuando perdía la noción de si aquello era un sueño o era la realidad. Me llevaba las manos a la cabeza e intentaba concentrarme. "Vale, creo que es un sueño" decía y empezaba a mirar a mi alrededor. Todo era muy real, demasiado real. Entonces ya no me parecía un sueño y empezaba a sentirme muy angustiado. Me lavaba la cara con ansía, me frotaba los ojos y me miraba en el espejo. Allí estaba mi imagen, exactamente como la habría visto en un espejo de la vida real. No parecía un sueño pero lo era, y en algún lugar de... De mi yo del sueño, lo sabía. Así que me tiraba al suelo, cerraba los ojos con fuerza e intentaba despertar. Pataleaba, daba vueltas, gritaba. ¿Qué es real y qué no es real? Al final he despertado gritando en mi cama. Menuda pesadilla... Es que, no se si habré conseguido compartirlo, pero he sentido pánico en este sueño. No sabía si era real o no, ¿Entendéis la angustia que eso me generaba? No me había pasado algo así nunca, lo juro. Y jamás me había despertado gritando, igual que en las películas. Yo pensaba que eso solo pasaba en el cine.
Creo que uno de mis mayores miedos es el miedo a la locura. Volverse loco ha de ser horrible, y además, dicen que si te obsesionas con un temor, al final acabas sufriéndolo. Una persona obsesionada con el miedo a la locura creo que es propensa a ello. Bueno, hoy por hoy yo no estoy obsesionado, así que creo que estoy fuera de peligro.
Como decía, me he levantado, me he dado una ducha y he estado viendo llover por la ventana. Que pacífico es ver llover. Me he acordado de la canción del sueño y he estado escuchándola, hacía mucho que no la oía. Antes estaba en un anuncio de electrodomésticos. Me ha extrañado mucho identificarme con la letra. Es un poco psicodélica. Trata de un hombre que espera a que llegue alguien y mientras tanto, malgasta su tiempo.
El estribillo es este.

"I wonder how, I wonder why. Yesterday you told me about the blue blue sky, and all that I can see it’s just a Yellow Lemon tree". Me pregunto como, me pregunto porque. Ayer me hablaste del cielo azul y todo lo que veo es un limonero amarillo.

Antes no lo entendía, ahora creo que el limonero amarillo podría ser el sinsentido. En fin, en la vida, a veces me siento muy feliz, a veces muy triste y a veces normal. De entre la segunda y la tercera, no se cual es mejor... Que idiota, la tercera es mejor, solo que el aburrimiento puede hacer mella, ¡Pero todo mejora!

 

Mi futuro gato

 

Hola amigos. Voy a escribir un poco para descargar mi cabeza antes de ponerme a estudiar.

Hace unas semanas que lleva rondando por mi cabeza la idea de adoptar un gato. Me ha costado mucho convencer a mi familia, pero al final lo he conseguido. Supongo que al principio se planteó el debate de adoptar un perro o un gato, algo que va unido con lo correcto de la idea de tener un animal en casa. Una vez leí un libro de un tipo que tenía un lobo como mascota. Una historia verídica, contada por el dueño del lobo, profesor de filosofía. Creo que hay mucho necio dentro de esta profesión, la del filósofo. Supongo que ocurre porque en cierta manera es difícil ser filósofo y la filosofía, como a menudo dicen mis padres, no suele dar de comer. Creo que hay mucha gente que se tienen por filósofos y no hay nada mas alejado de la realidad. Un filósofo trabaja en pos de la verdad, de una manera u otra, según como la conciba. Pero eso es común a todos, y los filósofos que no creen en la verdad, al desarrollar sus teorías ya están trabajando en pos de una verdad. Indudable supongo. El problema surge cuando la verdad deja de ser la prioridad, y aunque suene simplista, a veces la prioridad de gente que se tiene por filósofo es ser guay, estar a la última, tener ese carisma que da la sabiduría y plantear esa imagen a gente que no sabe darse cuenta de esta falsedad. Puedo poner el ejemplo de los sofistas, aunque no es un buen ejemplo, ya que data de hace mas de dos mil años. Yo creo que también hay sofistas modernos, si acaso ya hablaremos de eso otro día. Los profesores de filosofía que he tenido hasta hoy, raramente han cuadrado con ese arquetipo, pero si que he conocido a muchísima gente, con estudios o sin ellos, que eran como acabo de relatar. Tal vez mínimamente sabios, pero desde luego no filósofos. Volviendo al libro sobre el lobo, a su dueño le encantaban los animales. Y le encantaba tener al lobo en casa. Se le planteaba la paradoja de si era bueno para el lobo que viviera en su casa, y él decía que sí, que era bueno para el lobo, porque lo había educado para vivir con los humanos y porque nunca le faltaba de nada. Yo por mi parte guardo un sentimiento, tal vez un prejuicio (espero que no), de que la naturaleza es sabia. Y por eso no metería a un lobo en mi casa, porque los lobos viven en el bosque. Es algo poco racional, pero al fin y al cabo, este sentimiento haría que me sintiera mal con un lobo en casa. Y en parte por eso decidí no adoptar un perro, porque los perros tienen mas necesidades que los gatos, necesitan que les saques de paseo, necesitan vivir en manada con sus congéneres. Si tuviera mucho tiempo y ganas, yo podría mantener a un perro. Pero solo lo haría estando seguro de que el animal sería completamente feliz. Y así, decidí lo del gato. Puedo hacer que un gato sea feliz en mi casa, los gatos no viven en manada. Su relación con otros gatos es de amistad. Además, me gusta mucho el comportamiento de estos animales, curioso, algo orgulloso y menos independiente de lo que se piensa. Si acaso no acaba de convencerme la idea de que nunca vaya a salir de casa.

Ya llevo un par de semanas buscando. Llamando por teléfono a particulares que regalan cachorros. También me pasé por la protectora de animales de Pamplona, pero ahí me dijeron lo mismo que las personas a las que llamé, que no es buena época para que halla cachorros. Las gatas domésticas, al vivir en un ambiente de condiciones climáticas monótonas, tienen celos irregulares. Pero aún así, tienen una cierta tendencia a parir en febrero/marzo. Mientras tanto yo sigo llamando y me mantengo a la espera.

Algo muy divertido es elegir el nombre del futuro gato. Si fuera macho, ya se como lo llamaría. Algo que me gusta mucho de los animales es su inocencia. Los animales siempre siempre siempre son inocentes. Nunca son culpables. Por eso me encanta contemplarlos, su inocencia me trae paz y tranquilidad. Al pensar en el nombre, tuve claro que tenía que ser un nombre de alguien inocente, así que barajé nombres de artistas y pensadores. No todos los artistas y pensadores son gente inocente, ni mucho menos. Pero hay unos cuantos que sí. De entre todos los personajes en los que pensé el más inocente es Sócrates, el hombre más sabio de la historia. El mejor ciudadano. Un nombre que además dará mucho glamour a un gato. Tengo que decir que pensé muchísimos nombres antes y acepté muchas propuestas. Una muy interesante fue Diógenes, pero no acabó de convencerme, ya que siempre he identificado a Diógenes con la pasividad, no se muy bien porque. Tal vez por la imagen de verlo tirado en un barril y por aquello de pedirle a Alejandro Magno que se quitara de en medio, en vez de pedirle que dejara de matar gente de una vez. Aunque hay que reconocer que también me llama la idea de mandarle a hacer puñetas. Becquer también es un buen nombre para un gato, pero Sócrates me gusta más.

Si el gato fuera hembra, no tengo nada decidido. Algo que me cabrea es descubrir que apenas hay mujeres entre el grupo de pensadores y artistas famosos. Y yo desde luego no conozco más de cinco. Y entre los personajes históricos en general ocurre algo parecido. Me cabrea muchísimo no poder tener ídolos históricos femeninos. Y desde luego, hay una realidad innegable y es la siguiente: Si partimos de que hombres y mujeres somos igual de capaces, ¿Cómo puede ser que halla muchos mas hombre en la historia de la humanidad? No puede ser que solo hombres fueran capaces de resaltar entre la sociedad, es imposible. La culpa es de la forma en que se han relatado las cosas y del machismo al que se ha sometido a la mujer durante la historia, no se me ocurre nada más.
En fin, se aceptan nombres de chicas para mi futuro gato.

 

La melancolía del pene ejecutor

Este es un video que han realizado Hettar, autor del blog La melancolía del pene ejecutor, y David (quien me imita a la perfección), para Paperback writer.

 

 

Así toma forma algo que él y yo decidimos hace un tiempecillo, hermanar nuestros blogs. Creo que es una buena idea, porque hará que compartamos más lectores. Así comprobaremos si nuestros respectivos contextos satisfacen a otro tipo de público, ya que ambos blogs son bastante diferentes. Aprovechad la oportunidad y pasaos por su blog. Yo os lo recomiendo ya que es un blog que me gusta mucho, donde Hettar se dedica a contar las cosas que le pasan y algunos otros delirios de su imaginación. Lo hace con un punto de vista muy peculiar, y todo resulta muy divertido. Garci y yo hemos realizado un video parecido a este (aunque bastante peor) que está publicado allí. Una vez más, os pido que le hagáis una visita, me lo agradeceréis. Su dirección es:

http://hettar.es

También podéis hacer click en el hipervínculo de arriba, o en este nuevo de aquí. ¡Vivan los hipervínculos!

Encuentro nocturno

Acabo de llegar a casa. Por el camino he pasado por un jardincillo, muy cercano a mi portal, donde había un gato jugando con un árbol. Estaba arañando la corteza, ponía sus patitas sobre el tronco y descendía. También daba saltitos y vueltas sobre si mismo. Me ha entrado la curiosidad, quería saber si era un gato callejero o domestico. Es que me encanta tener controlados a los gatos callejeros, saber por donde andan y que cosas hacen. Antes, cuando vivía el gato negro del que tanto he hablado, ponía atención cuando iba por zonas por las que sabía que él podía estar. Un par de tardes en las que no tenía ganas de nada, ni nada que hacer, me las pasé sentado en rincones estratégicos para verlo pasar como una bala, desde debajo de un coche a otro ¡Zas, zas! Ah, pero el gato de hoy no era callejero. Para comprobarlo me he inclinado un poco desde una distancia prudente, mostrándole mi mano, moviendo los dedos y llamándolo con un seseo "psipsipsi". El gato se ha acercado con mucha prisa y poco cuidado. Era un gato gris atigrado con el pelaje muy brillante y bastante bien alimentado. Ha empezado a olisquearme la mano y en seguida se ha tomado confianzas conmigo. He deducido que se habría escapado de su casa. Los gatos domésticos, en principio, solo son "amigos" de sus dueños, quienes les dan de comer y juegan con ellos. Pero claro, la cosa cambia si el gato se escapa de casa. Supongo que entonces reconoce a cualquier humano como su igual, su congénere y se toma confianzas (según la educación que halla recibido) porque espera que un humano le ayude, a comer, o a lo que sea. Me ha dado un poco de pena el gato y he empezado a acariciarle el lomo y el cuello. Me ha dejado acariciarle durante treinta segundos, luego ha decidido que ya era suficiente y me ha pegado un mordisquito de advertencia. Simplemente ha abierto la boca y ha hecho como si me mordiera la mano, pero en realidad no me ha mordido, apenas ha hecho presión. He pensado rápidamente que podía hacer por el gato y he decidido que poca cosa, lo mas probable es que acabara volviendo a su casa por donde se ha ido.
He continuado con mi camino y el gato me ha seguido tímidamente. Cada vez que yo miraba hacia atrás, se paraba en seco o se escondía, como si no me estuviera siguiendo. Una vez en el portal, he abierto la puerta y he esperado un poco, no fuera que quisiera entrar. Quien sabe, tal vez reconocía en el portal la vía que había tomado para escapar. Pero el gato se ha quedado sentado en la acera, mirándome, sin aparentes ganas de entrar. Si vuelvo a verlo, intentaré hacerlo entrar al portal de nuevo, así el conserje se verá obligado a hacerse cargo de él para que lo recuperen sus dueños, que seguramente son vecinos míos.

 

El conserje

No diré el nombre del conserje del que antes era mi instituto. Ni tampoco su característico apodo, por motivos de intimidad. Hoy cuando venía hacia casa me he cruzado con él, porque esta ciudad es así, uno se cruza con todo el mundo. El conserje iba con una chaqueta de chándal, es la primera vez que le veo con algo que no sea una camisa. La chaqueta, que estaba abierta, colgaba y penduleaba con el viento. Y tras la chaqueta, llevaba, como no, una camisa de cuadros con los tres primeros botones abiertos. Señores, he aquí al hombre mas duro de la ciudad. Siempre ha sido un hombre serio, callado, introvertido incluso. Pero eso sí, educado y respetuoso. Respetuoso y respetable. Un tipo eficiente.
Recuerdo una vez en que una ventana no se cerraba como era debido. Vino el conserje, apoyó sus manos sobre la ventana y ¡Plas! La cerró en un santiamén. En diciembre, lo vi salir del instituto con una camisa remangada. ¡Y estábamos a unos seis grados! En fin, un conserje del que muchos funcionarios de puestos superiores tendrían mucho que aprender. Lo que se dice un tío con un par.

Respecto a la última entrada, alguien necesita un helado de arco iris urgentemente...

 

Helados de arcoiris

Helados de arcoiris

El otro día me aburrí, cogí una libreta y empece a hacer dibujos en las páginas. En cada página un dibujo, normalmente guionizado y con dos viñetas. Al final llene casi toda la libreta. Esta es una de mis creaciones, todas son bastante tontas la verdad, pero fue entretenido.

Distracción

Aquí nos podemos hacer una idea de porque suelo decir que tengo pájaros en la cabeza. Aviso de que escribo todo esto para desahogarme, y no cuento nada especial, interesante o siquiera entretenido. Es simplemente que a veces me harto de la forma en que funciona mi cabeza. Joder, que tétrico acabo de ser. En fin, no es para tanto, pero a veces si que me canso de mí mismo. Y otras muchas veces no. A todos nos pasa, supongo.

Os voy a contar como me he distraído hoy en la biblioteca durante cinco minutos, mientras estudiaba. Estaba sentado en una mesa circular con una pareja de novios y de repente, me he acordado de una cosa que leí en internet. Un señor proponía un juego mental-psicológico bastante tontorrón que consistía en lo siguiente: el jugador debía dedicar un par de minutos a imaginar como será su futuro. No tiene porque ser un futuro muy verosímil, pero si ha de tener cierta relación con la realidad. Me explico, si imaginas que vas a tener un futuro de ciencia ficción con extraterrestres o superpoderes, el juego no funcionará. Pero por ejemplo, si puedes imaginar que pierdes una pierna en un accidente, ya que eso es algo que entra en los marcos de lo posible. La cosa queda a la elección del jugador. Insisto en que es un juego muy tontorrón, porque cuando ya has imaginado bien como podría ser tu futuro, lo que tienes que hacer es pensar que tu vida está llegando a su final y que entonces viajas al pasado, hasta el presente. Y ahí acaba el juego, ¿Dije o no que era una tontería? El efecto que debes tener si te has concentrado lo suficiente es, efectivamente, el de viajar en el tiempo. Y volviendo a la biblioteca, a la mesa circular y a la pareja de novios, diré que yo no estaba pasando un mal rato, ni me estaba aburriendo precisamente. Aun así, no he podido evitar distraerme durante cinco minutos, que se le va a hacer. Sin quererlo, he aplicado el jueguecito mental a la pareja de novios que tenía en frente. He imaginado que cortaban al cabo de tres meses y cada uno se iba por su lado. Naturalmente, cada uno de ellos encontraba a una pareja que se les antojaba mejor que la anterior y a grandes rasgos, se podría decir que cada uno de ellos conseguía una relativa felicidad en su vida. Ya se sabe, momentos malos, momentos buenos, momentos muy buenos... Lo que se dice una vida supongo, y digo supongo porque yo solo soy un querubín y como ya he dicho muchas veces, no se de que va la cosa. Siguiendo con la distorsión del juego que aquel señor anónimo publicó en un foro de la red, he imaginado que la chica acababa siendo de mi familia. Y eso era así porque, en mi imaginación, yo nacía después del presente. Como unos treinta años después, pongamos que la chica era entonces mi tía. Y mi tía, que no era otra que la novia del chico que estaba delante de mí en la biblioteca, cuarenta y nueve años después, me enseñaba un viejo albun de fotos. Y en una de esas viejas fotos del futuro que yo estaba imaginando, salía el presente, es decir, la biblioteca. Y ahí estaba yo, en un extremo de la mesa, con la nariz metida en un libro, mientras mi tía y un antiquísimo exnovio se intercambiaban miradas. Y ¡Zas! ¡Viaje en el tiempo! Y mi yo del futuro viajaba al pasado y ahora era yo mismo en el presente, que en mi imaginación era el pasado. Y entonces he decidido parar de jugar porque mi integridad mental, en general, estaba en peligro.

Después he recordado una película de ciencia ficción que vi hace mucho. No recuerdo el título, aunque no importa, porque la película no era de mucha calidad. Lo interesante era, únicamente, el argumento, en el que una empresa se dedicaba a mandar turistas al pasado, a las principales catástrofes de la humanidad. Y los turistas iban al Vesubio, a algún que otro tornado, a algún otro ataque terrorista. Y justo antes de morir, viajaban en el tiempo y no les pasaba nada. Todo esto lo descubría el prota de la peli, porque veía unas fotos en las que aparecía el mismo tipo, a pesar de que las fotos distaban cronológicamente ciento cincuenta años unas de otras. La emoción venía cuando se encontraba con ese tipo, con el que salía en las fotos, en el interior de un avión en pleno vuelo. ¡Horror! Eso solo podía significar que el avión iba a estrellarse. Y eso... Recordando la película se han completado mis cinco minutos de distracción y he seguido a lo mío.

También quería comentar que hoy he conseguido calmarme un poco. He mirado por la ventana; afuera llovía intensamente. Me he fijado en un punto del asfalto iluminado por una farola, serían las ocho o las nueve de la tarde. He visto la lluvia caer y rebotar sobre el asfalto, con la luz anaranjada y me ha gustado, así que he estado como quince minutos mirando ese punto y pensando en mis cosas. Después he resoplado de placer emocional, porque han sido quince minutos liberatorios.

Solo quedamos los buenos

Llevo estudiando a fondo desde el viernes, y empiezo a estar hartito. Pero como me dijo alguien ayer, con calma, mejor esto que luego deslomarse trabajando, aunque no se. Habría que verlo, ser estudiante también es duro.
Quería enseñaros una canción de Vetusta Morla, que no forma parte de su disco, y no se en que trabajo está incluida. Pero es bastante buena y me gusta, así que sobran motivos para ponerla aquí.

 

 

Me compré el primer y único CD por el momento de este grupo pero no se que he hecho con él, vamos, que lo he perdido. Pero yo creo que no ha sido mi culpa, seguro que se lo dejé a alguien y no me lo devuelve o algo así. Al menos yo quiero creer eso, porque me gustaba mucho y me dolería haberlo perdido por méritos propios. Por cierto, que hablé un poco con el guitarrista en San Sebastián y me pareció un tío estupendo, un verdadero artista con ganas de hacer buena música y con una visión mas que intersante del mercado musical. No por nada su primer CD es autoproducido, y el segundo también lo será. O al menos eso dijo.

Lo sé, porque muchos ya se fueron, y hoy sigo sus pasos al caminar. Y aquí tu y yo, solo quedamos los buenos, naide nos enseña... ¿No es genial?

Televisión Española ya no contiene publicidad

Televisión Española ya no tiene anuncios y creo que es algo bueno. Muy bueno. He criticado muchas veces la actitud del gobierno frente a la televisión y ahora es el momento de reconocer un gesto correcto. Siempre he considerado que una de las misiones principales de un gobierno democrático es mantener la democracia e instruir a los ciudadanos en una correcta actitud democrática, de la que ya he hablado mucho. Un gobierno así, ya tendría la mitad del deber cumplido. Y la televisión podría ser, y digo podría ser porque hoy por hoy no lo es, una herramienta que ayudara a la gente a pensar. A pensar, y a saber. Y sería cojonudo si la televisión hiciera eso, por la sencilla razón de que la televisión llega a la gente. Y todo el mundo tiene derecho a pensar, y a conocer las cosas, porque todo el mundo tiene derecho a ser libre. En fin, de esto ya he hablado mucho.

En cuanto a la publicidad... No es beneficiosa para la televisión. Bueno, miento. Lo es. Pero no es beneficiosa para la gente que ve la televisión. Los anuncios en sí no es que sean el problema. En fin, podrían criticarse larga y tendidamente, pero el caso es que una televisión que se nutre de publicidad perseguirá unos fines, unos objetivos, que mucho distarán de la lucidez social. Si el único objetivo es atraer atención, porque sin duda ese es el único objetivo que tienen todas y absolutamente todas las cadenas con publicidad
, los métodos para conseguirlo serán ajenos a esta preocupación.

Para acabar, comentaré unos matices. Un argumento en contra de esta última maniobra del gobierno ha sido el siguiente; "una cadena de televisión no puede funcionar así". No se si esto es cierto, porque tengo falta de pruebas. Pero lo que si que tengo claro es que no es un argumento válido, como digo, falta tiempo para saber que pasará, intentarlo antes de fracasar puede ser inútil, pero es necesario.
Otra cosa muy curiosa: el telediario del sábado pasado incluyó una amplia sección para anunciar los últimos estrenos de cine. Me pregunto hasta que punto será ilegal. Solo me lo pregunto.
Y que quede claro que yo no quiero aplaudir como un borrego, simplemente de momento me parece que está bien, pero habrá que ver que pasa. Tal vez Televisión Española acabe sirviendo como instrumento de manipulación social por parte del gobierno, tampoco me extrañaría mucho, pero que desilusión.

 

Los espejos venecianos - La fórmula de un bestseller

Los espejos venecianos - La fórmula de un bestseller

 

Hace unos días eché una ojeada a mi estantería de libros porque no tenía lectura. Allí estaba la novela titulada "Los espejos venecianos", un libro corto, de unas cien páginas. Lo cogí. Ya lo había leído hace unos años, nos lo hicieron leer en el instituto para la asignatura de lengua. Acabé cogiéndole cierta manía, ya de chaval. Teníamos que leerlo, hacer un estudio de ciertas palabras que no requerían de ningún estudio y luego realizar un examen. Yo me esforcé debidamente, porque era un niño con ilusión por hacer las cosas bien. Hice un glosario de palabras entre las que estaba toga. Es difícil hacer un glosario de palabras que supuestamente no entiendes cuando en realidad las entiendes todas. Tienes que elegir las palabras adecuadas para que resulte creíble lo de que no las entendías. A todos nos habrá pasado algo así en la escuela o en el instituto, supongo. Yo no soy ningún lumbrera del lenguaje, pero es que el libro usaba palabras tontas y de muy amplios significados, si acaso otra actividad se habría adecuado más al estudio del mismo que no buscar el sentido de esas palabras. Que por cierto, acabaron pareciéndome palabras muy estúpidas, aunque en realidad no lo eran. Busqué el significado exacto de toga, y cuando llegó el examen, se exigía el dibujo de una toga. Yo dibujé a un hombre mayor (Gandalf, pero eso no lo dije en el examen) y le puse una toga. Estaba tan confiando, que hasta le puse sombras y un libro bajo el brazo. Cuando el profesor me entregó el examen corregido, había tachado mi dibujo con saña y había escrito con muy mala letra: "No sabes lo que es una toga".

¡Me cago en la leche! ¿¡Qué yo no se lo que es una toga!? ¿¡Qué yo no se lo que es una mierda de toga!?

Ejem, mil perdones por lo grosero, pero esas fueron las palabras exactas que aparecieron en mi mente. Así que frustrado y decepcionado, fui a casa y dediqué una hora entera a ver tipos de togas, historia de las togas, acepciones de las togas según diferentes dialectos del castellano. Resultó que mi dibujo no estaba mal, que incluso un pariente había usado una toga así para su final de carrera.
Como comprenderéis, todas estas circunstancias hicieron que le cogiera asco a aquel libro. Lo dejé en la estantería y quise olvidarme de él para siempre. Pero como digo, hace unos días lo cogí, por curiosidad más que nada. Quería ver que clase de libro convenían como adecuado para los estudiantes de ESO, porque a decir verdad, ya no recordaba muy bien la novela.

La novela trata de un estudiante que viaja a otra ciudad para realizar un curso, durante el siglo XVIII. Allí le llama la atención un palacio abandonado contiguo a la casa donde se hospeda, encuentra un misterio referente al palacio e intenta resolverlo. Entiendo porque nos hicieron leerlo en el instituto, pero no estoy de acuerdo con esos motivos. Nos hicieron leerlo porque la mayoría de los chavales no tienen amor por la lectura, y este es un libro corto, de trama muy sencilla y lenguaje muy legible. Como digo, la narración se nutre exclusivamente de adjetivos, pasando por alto símiles, metáforas, sentimientos y todo acaba resultando un poco abstracto. Las conversaciones también son muy simples, y los sentimientos de los personajes, se tratan de forma muy descuidada. Tan pronto se enamoran, tan pronto se enfadan con otro personaje, tan pronto presentan mucha vitalidad... Todo ello desemboca en que el lector acaba por no saber como es la ciudad donde transcurren los hechos, por no saber si un personaje actúa o no en contra de las costumbres de la época, y en mi caso, por sentirse un poco idiota.
Como no me explico muy bien, voy a hacer una comparación. Supongamos que una narración es como una construcción de lego. O mejor aun, como una torre hecha con lego. Si queremos, podemos hacer una torre maciza, unir las piezas hasta que formen un bloque y listos. Este es el método más fácil, y al final tendremos una torre muy sencilla. Pero si queremos que tenga balcones, algunas de esas piezas habrá que colocarlas de diferente forma para que sobresalgan de las paredes del bloque, o mejor dicho, la torre. Si queremos que tenga balcones y tejado, será mas complicado aún. Y todavía hay más, porque supongamos que tenemos pocas fichas y aún así queremos hacer una torre de iguales dimensiones. Tendremos que distribuirlas de diferente forma, hacer una red, un entramado con huecos entre medio hasta completar la torre. Y aún y todo, podríamos seguir pretendiendo poner balcones y tejado. Así, la narración de este libro resultaba como una torre maciza.
Cuando he terminado la lectura, he leído en la contraportada "a partir de 14 años". Así que no me he sentido decepcionado, no vayáis a pensar. Es un libro para adolescentes que no estén acostumbrados a leer, luego la finalidad del libro es muy buena. Sin embargo, yo creo que una persona de 14 años es capaz de entender mucho más. Hay autores muy complicados y aburridos para alguien de esa edad, pero también hay muchos autores que se han esforzado en hacer una literatura legible y a la vez sublime. De simple narración, pero dispuesta con tal genialidad, que el argumento no se ve afectado. Con todo esto solo quiero decir que creo que en mi instituto hicieron una mala elección con este libro, pues me parece importante que chavales de esa edad lean otras cosas que podrían ser muchísimo mas estimulantes, tal vez no para con la lectura en sí, pero sí para con la vida.

Otra cosa sobre la que he pensado, y ya me callo porque creo que hoy estoy siendo un poco aburrido, es que este es el principio de los best-seller, salvo que la trama en los best-seller suele ser atractiva, dinámica y contiene elementos importantes en nuestra vidas. Así que los best-seller tienen una trama con esas características y la desarrollan con este tipo de narración maciza y coherente, tipo torre de lego a prueba de cañonazos. La pega es que al final la historia tiende a resentirse presentando agujeros y un exceso de sencillez. De todas formas, el éxito de un libro depende de muchísimas cosas y no siempre ocurre así. Pero muchas veces sí.

 

Año nuevo

Hace dos días que llegó el nuevo año y todos lo recibimos con los brazos abiertos. Es bonito ver como la gente celebra la llegada del año siempre con optimismo y ganas. Y con celebración. El día treinta y uno me di cuenta de una cosa en la que nunca había caído. Bueno, seguramente una estupidez, pero a mi me pareció curiosa, y es que el día uno de Enero es fiesta, mientras que el día treinta y uno, no. ¿No tiene mas sentido que sea fiesta el último día del año y no el primero? Quiero decir, que primero se trabaja y luego se descansa. Como la semana y el domingo. Como el día y la noche. En fin, que uno puede tomarse la fiesta del uno de Enero como un descanso final y no inicial, pero supongo que no deja de tener cierto sentido que se haga así.
En noche vieja la gente de Pamplona se disfraza, como ya he comentado otros años. Yo me puse muy mono, vestido de cowboy. Iba con zapatos, vaqueros, un cinturón muy cantoso, una camisa de cuadros, un chaleco marrón, un pañuelo y un gorro. También lleve una pistolita de plástico en su correspondiente funda, aunque no iba disfrazado de pistolero. Quiero decir, que mi disfraz correspondía a un simple ganadero o campesino que vivió durante los años posteriores a la conquista del oeste americano, que se dedicaba a cuidar animales y llevaba una pistola por seguridad, porque las llanuras son peligrosas.
Fue una noche muy divertida y muy larga. Hice muchas cosas y aprendí mucho, que eso me gusta. Luego, en casa, caí derrotado por el cansancio sobre el colchón y dormí poco. Recuerdo que el día uno me levante con mucha energía y eso no era normal. En serio. Tenía mucha energía, energía física, que no sabía de donde había salido, porque no es habitual en mí. Bien porque gasto mucha energía, o porque algunas temporadas acostumbro a dormir poco y mal. Tuve la absurda fantasía de que esa energía me había sido otorgada para mejorar mi vida y la de los demás, para usarla con responsabilidad durante el nuevo año.

Y eso es todo, queridos amigos. Se acabó el año. Yo personalmente me quedo con mi estancia en el pueblo durante el mes de agosto, antes de ingresar en el hospital, sin duda los días mas felices del año. Que tranquilidad y que paz. Repetiré en 2010.

 

Mi antepasado

Gracias a las nuevas tecnologías, el día de Navidad llegó hasta casa una interesante información. Mi madre, que llevaba unas semanas a vueltas con nuestra ascendencia y el origen de nuestros apellidos, recibió un email de un pariente lejano, aportando datos. La cosa empezaba con mi bisabuela, madre de mi abuela, y sus hijos. Y después, nuestro informador iba ascendiendo en generaciones. Es decir, que aportaba los nombres de los padres de mi bisabuela, y los padres de éstos, y de éstos. El último antepasado conocido, decía el informador, es Xabier Álvarez de Eulate, casado en 1774. Mi abuelo despreció el email al instante, supongo que con la edad, uno gana amor por las cosas prácticas y lo pierde por las curiosas. ¡Pero es que esto es muy curioso! Así que existió un tal Xabier en el siglo XVIII, que seguramente vivió ni más ni menos que la invasión napoleónica, o mejor aún, la revuelta por Godoy, el regreso de Fernando VII y todas esas cosas de la ilustración en España. Y aquel tal Xabier tenía parte de mis genes.
Recuerdo unos cómics que leía de pequeño sobre las aventuras de diferentes antepasados del tío Gilito. Sus antepasados eran como él, exactamente, y la serie de cómics aprovechaba este hecho para recrear aventuras con el propio tío Gilito como protagonista en diferentes épocas. Me imagino a un tal Xabier/Ender, trabajando los campos de trigo en Espronceda, con mi cara y mis maneras. Si era así, lo siento por él, porque soy alérgico al trigo cuando se cosecha.
En fin, estas cosas te hacen sentir importante, un poco mas unido al mundo y a la historia. Es así.