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Paperback Writer

Andy

Andy

Dicen que hace unos dos meses entró al hostal de Edimburgo en el que mas tarde yo pasaría mis vacaciones, un inglés en malas condiciones. Llevaba una barba de semanas, tupida y negra. El pelo corto, unas zapatillas rotas y una ropa sucia y agujereada. ¿De dónde venía? ¿Era un indigente? ¿Cuál era su ciudad de origen? Son cosas a las que no respondió durante toda su estancia. El segundo día apareció con ropa limpia. Calzado nuevo, un jersey azul y unos vaqueros. Y sin barba. Yo no lo conocí por aquel entonces, pero os puedo asegurar que este era su aspecto, pues jamás se cambiaba de ropa. Dormía siempre con lo mismo y creo que ni siquiera pasaba por la ducha. Se llamaba Andy.

Cuando yo llegué, Andy era simplemente un tío raro que siempre dormía en la cama de al lado de la puerta. Todas las noches, se las pasaba con el ordenador sobre las rodillas, pero sin hacer apenas ruido. Y por las mañanas, cuando yo salía a hacer turismo, el permanecía ahí, dormido hasta las once o las doce. Al caminar por el hostal, apenas hacía ruido, caminaba de forma ligera y rápida. Y cuando hablaba, lo hacía con una voz sorprendentemente suave y dulce. Tenía los ojos claros. Esto lo descubrí mas tarde, hacia la tercera noche que pasé allí. Me di cuenta de que no era un simple tirado cuando hablé con él por primera vez. No era un tipo caluroso, pero desde luego era un buen conversador. Hablaba despacio con los extranjeros que estábamos allí, consciente de que muchos no dominábamos del todo su idioma. Y después, escuchaba con mucha atención todo lo que le decían. Deduje que era una persona culta viendo los temas de conversación que sacaba a la luz. Le gustaba hablar de leyes, del estilo de vida occidental, de las diferencias culturales entre su país y el de otros. También entendía mucho de cine y literatura. Su escritor preferido era George Orwell y criticaba constantemente nuestro estilo de vida. No entendía el consumismo ni la vida desenfrenada.

Desde que hablé con él por primera vez, todas las noches procuré unirme al corro de parroquianos. Muchos éramos simples turistas, y otros llevaban a su espalda una larga estancia durante la cual se habían dedicado a buscar trabajo, sin mucho éxito. Pero a todos les gustaba la compañía de Andy. Él se sentaba en una silla y se abría una cerveza, y nos hablaba de las costumbres inglesas, o de sus viajes. Casi siempre tenía una cerveza en la mano. Por las tardes, solía ayudar a los huéspedes inmigrantes con lo que podía. Les daba consejos para aprender inglés, o les enseñaba a hacer curriculums. Pero nadie sabía realmente que hacía allí. Algunos pensaban que era un vagabundo muy extraño. Otros decían que habría reñido con su familia. Él decía que era informático y que estaba buscando trabajo, aunque nunca lo vi salir del hostal. En una ocasión me dijeron que habían visto su curriculum y que era realmente increíble. Había trabajado en multitud de instituciones importantes, como bancos, empresas multinacionales, etc.

El último día que estuve allí, lo vi aparecer en el vestíbulo. Me voy, me dijo. Estaba completamente aseado y repeinado, afeitado y llevaba una camisa limpia. Casi parecía una persona completamente normal. Dijo que se iba a otra ciudad y no dio mas detalles.

¿Qué historia se ocultaba detrás de Andy? ¿Que habrá sido de él? Son cosas que nunca sabré. Él jamás hablaba sobre su vida y nadie se atrevía a preguntar. A mí me gusta pensar que simplemente era un inadaptado. Un trotamundos que gustaba de vivir así. Un viajero. Y me recuerda, sin duda, al Lobo Estepario de Herman Hesse. Creo que detrás de Andy, se escondía una historia triste. Intuición.

1 comentario

Amaya -

También a mí la historia me ha recordado a Lobo Estepario. Y qué casualidad que se llamara Andy.