Jueves de terror, xD
Jueves, las ocho menos cuarto de la mañana. Una alarma programada en un teléfono móbil comienza a sonar. Una figura inerte sobre la cama alarga el brazo y pulsa una tecla; “omitir”.
Jueves, las ocho y cinco de la mañana. Alguien llama a la puerta:
-No llegas a clase. –dice una voz desde afuera.
La figura inerte abre los ojos y mira su reloj. Me levanto sobresaltado, es tarde, muy tarde. Apenas he dormido seis horas, pero da igual, no hay tiempo para lamentaciones. Me visto, me peino, me lavo la cara, cojo la mochila y me dirijo hacia la calle. Paso por la cocina, hay un vaso de leche y unos cereales sobre la mesa. Miro el reloj, las ocho y veinte. No hay tiempo para desayunar. Salgo a la calle y comienzo a andar a paso ligero.
-A primera hora tengo… Tengo…¡¡Mierda, tengo química!! Me pondrá retraso si llego después que ella.
Las ocho y treinta y uno. Llego al instituto. Subo las escaleras rápidamente, y veo al fondo del pasillo a la profesora de química entrando en clase. Un paso, otro, otro mas… Echo a correr, la profesora entra en clase y empuja la puerta para que se cierre. Cual rayo, me cuelo en la trayectoria de la puerta y se cierra detrás de mi. Estoy dentro. Me voy a mi sitio, la profesora me señala.
-¡Andrés, metales con valencia dos!
-Esto… Magnesio… -estoy confuso, tengo sueño, hace 25 minutos que he abierto el ojo y mis ojeras me delatan.
-¡Berilio, magnesio, calcio, estroncio y bario, repite conmigo!
-Berilio… Magnesio… Has dicho… ¿Calcio?
La profesora niega con la cabeza y va a preguntar a otro. Qué desastre… No había hecho ni mirar la tabla periódica, estuve estudiando literatura el día anterior.
Las once y cuarto. Toca recreo, aunque no para mi. El día anterior estuve hablando con la profesora de inglés. Tenía un examen pendiente y había planeado hacerlo el viernes en la hora de matemáticas, pero antes tengo que pedir permiso a la profesora de mates. Bien, me dirijo al departamento de matemáticas. Llamo a la puerta.
-¿Está Carmen?
-No, ha salido, estará tomando algo en la cafetería.
Bien, me dirijo a la cafetería y por el camino me la encuentro.
-Carmen, necesito hacer un examen mañana a la hora de matemáticas, ¿Me permites no asistir?
-¿Qué? ¿Mañana? No, de eso nada, ya estas cambiando ese examen, mañana es una clase muy importante.
La profesora sale del instituto y yo me quedo ahí plantado, viendo como se va, deseando decirle cuatro cosas bien dichas, pero aprieto el puño y me contengo. “Canaliza la rabia, Ender, canalízala”. Voy para el departamento de inglés. Llego, llamo a la puerta.
-Hola, hum… Carmen Frías no está, por lo que veo…
-No, no está, se acaba de ir, tal vez la pilles.
Salgo de allí preguntándome que cojones hacen los profesores fuera de sus departamentos y, gracias al de arriba, me la encuentro allí mismo.
-Carmen, la profesora de matemáticas no aprueba que mañana no asista a clase, hay que buscar otra hora.
-Bien, ¿Qué tal el miércoles? A… A quinta hora por ejemplo.
-Vale, a esa hora tengo lengua, iré a preguntarle a la profesora.
Voy al departamento de lengua, llamo a la puerta, la abro.
-¿Mariam…?
-¿Si?
-Verás, tengo que hacer un examen el miércoles a la hora de lengua, ¿Me permites faltar ese día a clase?
-¿De qué es el examen?
-De inglés.
-Bien, dile al profesor que venga a hablar conmigo.
”¿No te fías de mi, so estúpida?” pienso en ese momento. “Canaliza la rabia, Ender, canalízala”
-Esta bien, le diré a la profesora de inglés que venga a aquí.
Vuelvo a arriba, en busca de la profesora de inglés, la encuentro en el mismo sitio.
-Sí, la de lengua me deja, pero insiste en que vayas tú a comunicárselo en persona.
-Está bien, entonces el miércoles a quinta hora en la biblioteca.
Asiento, creo que ya está, creo que después de todo, podré disfrutar de unos minutos de recreo. Me dirijo a la salida. Me cruzo con Araiz.
-Ender, tenemos el examen oral de la escuela oficial mañana a quinta hora.
-¡Horror! ¡A esa hora tengo examen de ética!
-Y yo de alemán, intentemos cambiar el turno con alguien.
Por lo visto, Araiz sabe de dos chicas que lo hacen el lunes. Las buscamos. Encontramos a una de ellas, nos dice que por ella no hay problema. Nos cruzamos con la otra, nos dice que ni hablar, así que acompaño a Araiz a que hable con su profesor de alemán. Vamos al seminario de alemán y el profesor de alemán accede a cambiarle el examen. Después vamos al de ética. Llamo a la puerta.
-Esto… ¿Juan Pedro va a venir ahora?
-No lo se. –dice el profesor que está allí, al cual no conozco.
-¿Puedes decirle que me espere a las dos y media aquí?
-Está bien, lo haré.
Al segundo suena el timbre y vuelvo a clase. Llegan las dos y media y me dirijo al departamento de ética, llamo a la puerta y entro. Allí esta mi profesor de ética, leyendo algo, con la cabeza sujetada en las manos.
-Juan Pedro. –nada, el profesor no responde- Juan Pedro.
Entonces parece reaccionar y levanta la cabeza. Distingo fuertes ojeras en su cara, el pelo despeinado a mas no poder. Mira en varias direcciones hasta que me ve.
-Eh… ¡Ah! Hola, sí, dime Andrés.
-Me han asignado el examen oral de la escuela oficial de ingles para mañana a la hora del examen de ética.
-¿Ah, si? Que mala suerte. Bien, no te preocupes, ya lo harás cuando vuelva. Supongo que sabrás que la semana que viene no estoy.
-Sí, lo se.
-Bueno, no te preocupes, si no puedes hacerlo, te haré media con los otros exámenes, total, dudo que mejores la nota. No te agobies.
-Esta bien, la verdad es que estoy algo liado estos días. Ya sabes, exámenes a todas horas y eso.
-Je, es bueno estar un poco liado, no te creas. Así te acostumbras a lo que te espera.
-Sí, supongo que sí. Bueno, hasta luego. –me dirijo a la puerta.
-Adiós, y estudia.
Y yo digo… ¿Es esto lo que me espera? ¿El mundo puede ser así? Ojalá mi tutora se hubiera tomado todo ese trabajo por mi, ojalá hubiera cumplido con su deber…
Jueves, las ocho y cinco de la mañana. Alguien llama a la puerta:
-No llegas a clase. –dice una voz desde afuera.
La figura inerte abre los ojos y mira su reloj. Me levanto sobresaltado, es tarde, muy tarde. Apenas he dormido seis horas, pero da igual, no hay tiempo para lamentaciones. Me visto, me peino, me lavo la cara, cojo la mochila y me dirijo hacia la calle. Paso por la cocina, hay un vaso de leche y unos cereales sobre la mesa. Miro el reloj, las ocho y veinte. No hay tiempo para desayunar. Salgo a la calle y comienzo a andar a paso ligero.
-A primera hora tengo… Tengo…¡¡Mierda, tengo química!! Me pondrá retraso si llego después que ella.
Las ocho y treinta y uno. Llego al instituto. Subo las escaleras rápidamente, y veo al fondo del pasillo a la profesora de química entrando en clase. Un paso, otro, otro mas… Echo a correr, la profesora entra en clase y empuja la puerta para que se cierre. Cual rayo, me cuelo en la trayectoria de la puerta y se cierra detrás de mi. Estoy dentro. Me voy a mi sitio, la profesora me señala.
-¡Andrés, metales con valencia dos!
-Esto… Magnesio… -estoy confuso, tengo sueño, hace 25 minutos que he abierto el ojo y mis ojeras me delatan.
-¡Berilio, magnesio, calcio, estroncio y bario, repite conmigo!
-Berilio… Magnesio… Has dicho… ¿Calcio?
La profesora niega con la cabeza y va a preguntar a otro. Qué desastre… No había hecho ni mirar la tabla periódica, estuve estudiando literatura el día anterior.
Las once y cuarto. Toca recreo, aunque no para mi. El día anterior estuve hablando con la profesora de inglés. Tenía un examen pendiente y había planeado hacerlo el viernes en la hora de matemáticas, pero antes tengo que pedir permiso a la profesora de mates. Bien, me dirijo al departamento de matemáticas. Llamo a la puerta.
-¿Está Carmen?
-No, ha salido, estará tomando algo en la cafetería.
Bien, me dirijo a la cafetería y por el camino me la encuentro.
-Carmen, necesito hacer un examen mañana a la hora de matemáticas, ¿Me permites no asistir?
-¿Qué? ¿Mañana? No, de eso nada, ya estas cambiando ese examen, mañana es una clase muy importante.
La profesora sale del instituto y yo me quedo ahí plantado, viendo como se va, deseando decirle cuatro cosas bien dichas, pero aprieto el puño y me contengo. “Canaliza la rabia, Ender, canalízala”. Voy para el departamento de inglés. Llego, llamo a la puerta.
-Hola, hum… Carmen Frías no está, por lo que veo…
-No, no está, se acaba de ir, tal vez la pilles.
Salgo de allí preguntándome que cojones hacen los profesores fuera de sus departamentos y, gracias al de arriba, me la encuentro allí mismo.
-Carmen, la profesora de matemáticas no aprueba que mañana no asista a clase, hay que buscar otra hora.
-Bien, ¿Qué tal el miércoles? A… A quinta hora por ejemplo.
-Vale, a esa hora tengo lengua, iré a preguntarle a la profesora.
Voy al departamento de lengua, llamo a la puerta, la abro.
-¿Mariam…?
-¿Si?
-Verás, tengo que hacer un examen el miércoles a la hora de lengua, ¿Me permites faltar ese día a clase?
-¿De qué es el examen?
-De inglés.
-Bien, dile al profesor que venga a hablar conmigo.
”¿No te fías de mi, so estúpida?” pienso en ese momento. “Canaliza la rabia, Ender, canalízala”
-Esta bien, le diré a la profesora de inglés que venga a aquí.
Vuelvo a arriba, en busca de la profesora de inglés, la encuentro en el mismo sitio.
-Sí, la de lengua me deja, pero insiste en que vayas tú a comunicárselo en persona.
-Está bien, entonces el miércoles a quinta hora en la biblioteca.
Asiento, creo que ya está, creo que después de todo, podré disfrutar de unos minutos de recreo. Me dirijo a la salida. Me cruzo con Araiz.
-Ender, tenemos el examen oral de la escuela oficial mañana a quinta hora.
-¡Horror! ¡A esa hora tengo examen de ética!
-Y yo de alemán, intentemos cambiar el turno con alguien.
Por lo visto, Araiz sabe de dos chicas que lo hacen el lunes. Las buscamos. Encontramos a una de ellas, nos dice que por ella no hay problema. Nos cruzamos con la otra, nos dice que ni hablar, así que acompaño a Araiz a que hable con su profesor de alemán. Vamos al seminario de alemán y el profesor de alemán accede a cambiarle el examen. Después vamos al de ética. Llamo a la puerta.
-Esto… ¿Juan Pedro va a venir ahora?
-No lo se. –dice el profesor que está allí, al cual no conozco.
-¿Puedes decirle que me espere a las dos y media aquí?
-Está bien, lo haré.
Al segundo suena el timbre y vuelvo a clase. Llegan las dos y media y me dirijo al departamento de ética, llamo a la puerta y entro. Allí esta mi profesor de ética, leyendo algo, con la cabeza sujetada en las manos.
-Juan Pedro. –nada, el profesor no responde- Juan Pedro.
Entonces parece reaccionar y levanta la cabeza. Distingo fuertes ojeras en su cara, el pelo despeinado a mas no poder. Mira en varias direcciones hasta que me ve.
-Eh… ¡Ah! Hola, sí, dime Andrés.
-Me han asignado el examen oral de la escuela oficial de ingles para mañana a la hora del examen de ética.
-¿Ah, si? Que mala suerte. Bien, no te preocupes, ya lo harás cuando vuelva. Supongo que sabrás que la semana que viene no estoy.
-Sí, lo se.
-Bueno, no te preocupes, si no puedes hacerlo, te haré media con los otros exámenes, total, dudo que mejores la nota. No te agobies.
-Esta bien, la verdad es que estoy algo liado estos días. Ya sabes, exámenes a todas horas y eso.
-Je, es bueno estar un poco liado, no te creas. Así te acostumbras a lo que te espera.
-Sí, supongo que sí. Bueno, hasta luego. –me dirijo a la puerta.
-Adiós, y estudia.
Y yo digo… ¿Es esto lo que me espera? ¿El mundo puede ser así? Ojalá mi tutora se hubiera tomado todo ese trabajo por mi, ojalá hubiera cumplido con su deber…
4 comentarios
of Hita -
Ender -
mce79 -
;-D
Me alegro de que te haya gustado mi podcast, gracias por escucharlo!
Susi -