Tener esperanza
Dicen que en la vida hay momentos en los que alguien llama a tu puerta y sin mediar muchas palabras, tal vez un hola como estás muy escueto, te clava un puñal. Es, esta metáfora del puñal, bastante mas acertada de lo que se cree, o al menos de lo que una persona a la que no le haya pasado nunca pueda pensar. Porque en efecto, aunque la sangre no se deje ver, uno casi cree con certeza que hay un trozo afilado de metal pinchando su corazón.
Una persona con esperanza es un verdadero tesoro. Recuerdo un libro, Rebeldes. Hay una película también, que se llama The Outsiders, y es bastante buena. Es un libro sublime que escribió una jovencísima chica con mucha sensibilidad y con mucha personalidad. En este libro se nos presenta a un chico, un joven, que vive entre problemas. En un barrio bastante decadente. No solo tiene problemas familiares, sino que también los tiene con sus amigos, ya que su vida social está estructurada en bandas y marginalidad. Pero este chico tiene un don. Es de oro. Su esperanza, su bondad y sus ganas de vivir lo hacen inquebrantable. A mí nunca se me irá una de las frases que aparece hacia el final del libro, cuando un amigo suyo le confiesa: sigue siendo de oro. Y tiene, en su ficticio contexto, toda la razón del mundo. En la vida no hay que dejarse vencer. Ni siquiera cuando alguien llama a tu puerta y sin mediar palabra, te apuñala. Te desnuda, saca la ropa de tus cajones y te destroza. Creo que en esos momentos en los que te gritan al oído que la amistad no vale para nada, que los amores solo te traerán problemas y que por algo se suicidó Mariano José de Larra, uno debe encararse, ponerse firme y pronunciarse profundamente en contra. Hay que recordar siempre las cosas en las que uno cree, porque si dejas que te las arrebaten, pronto te encontrarás arrastrándote por el suelo, como una bestia perdida.
Y por este motivo, hoy quiero que todo el mundo sepa que sigo teniendo esperanza. Que creo en la amistad, en el amor, en la libertad y en la paz, y que seguirá siendo así por mucho que alguien intente apuñalarme. Por mucho que alguien me ponga a prueba, me cargue un enorme peso en la espalda, o me torture. Y quien sabe si algún día me encontrarán muerto con una sonrisa de bobalicón en la cara, y se reirán de mi cuerpo inerte pensando "este idiota creía en el amor, en la amistad y en la paz", pero al menos habré vivido bien, con entereza y tal y como siempre me enseñaron mis padres, mis pobres poetas muertos, y la gente que me quiso de verdad.
Arriba podeis ver una foto de un lugar que amo, y que me gustaría visitar alguna vez. La pampa argentina. Clic aquí para ampliar.
4 comentarios
Ender -
César Saldías -
Saludos desde América :) y no dejes de escribir.
Bruixadenosva -
Me alegro de que sigas siendo de oro. ^^
Hettar -