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Paperback Writer

La dignidad del hombre

 

Hace poco, en mi instituto, un profesor de filosofía dio un discurso para despedir a los alumnos de segundo de Bachillerato, donde estoy yo. Entre otros muchos temas, este profesor citó a Giovanni Pico della Mirandola en su "Discurso sobre la dignidad del hombre". Debo decir que me llamaron la atención las palabras citadas por el profesor y que posteriormente le dediqué un rato a darle vueltas al asunto. Como lo que dijo este hombre me gustó, lo he buscado por internet. El discurso se me hace dificil de entender en muchas partes y en otras, se me antoja propaganda católica. En cualquier caso, estas son solo unas primeras apreciaciones que he hecho yo, que seguramente evolucionarán con un par de lecturas mas del discurso. De lo que no cabe duda, es de que estas líneas que aquí os enseño me han gustado mucho y me han hecho sentirme bien. Y eso a pesar de que las he leido desde un punto de vista bastante agnóstico. He encontrado bastantes parecidos con la filosofía de Platón.

"-Oh Adán, no te he dado ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni una prerrogativa peculiar con el fin de que poseas el lugar, el aspecto y la prerrogativa que conscientemente elijas y que de acuerdo con tu intención obtengas y conserves. La naturaleza definida de los otros seres está constreñida por las precisas leyes por mí prescriptas. Tú, en cambio, no constreñido por estrechez alguna, te la determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. Te he puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que Son divinas.
¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suma y admirable suerte del hombre al cual le ha sido concedido el obtener lo que desee, ser lo que quiera!
Las bestias en el momento mismo en que nacen, sacan consigo del vientre materno, como dice Lucilio, todo lo que tendrán después. Los espíritus superiores, desde un principio o poco después, fueron lo que serán eternamente. Al hombre, desde su nacimiento, el padre le confirió gérmenes de toda especie y gérmenes de toda vida. Y según como cada hombre los haya cultivado, madurarán en él y le darán sus frutos. Y si fueran vegetales, será planta; si sensibles, será bestia; si racionales, se elevará a animal celeste; si intelectuales, será ángel o hijo de Dios, y, si no contento con la suerte de ninguna criatura, se repliega en el centro de su unidad, transformando en un espíritu a solas con Dios en la solitaria oscuridad del Padre, él, que fue colocado sobre todas las cosas, las sobrepujará a todas.
¿Quién no admirará a este camaleón nuestro? O, más bien, ¿quién admirará más cualquier otra cosa? No se equivoca Asclepio el Ateniense, en razón del aspecto cambiante y en razón de una naturaleza que se transforma hasta a sí misma, cuando dice que en los misterios el hombre era simbolizado por Proteo. De aquí las metamorfosis celebradas por los hebreos y por los pitagóricos. También la más secreta teología hebraica, en efecto, transforma a Henoch ya en aquel ángel de la divinidad, llamado "malakhha-shekhinah", ya, según otros en otros espíritus divinos. Y los pitagóricos transforman a los malvados en bestias y, de dar fe a Empédocles, hasta en plantas. A imitación de lo cual solía repetir Mahoma y con razón: "Quien se aleja de la ley divina acaba por volverse una bestia". No es, en efecto, la corteza lo que hace la planta, sino su naturaleza sorda e insensible; no es el cuero lo que hace la bestia de labor, sino el alma bruta y sensual; ni la forma circular del cielo, sino la recta razón, ni la separación del cuerpo hace el ángel, sino la inteligencia espiritual.
Por ello, si ves a alguno entregado al vientre arrastrarse por el suelo como una serpiente no es hombre ése que ves, sino planta. Si hay alguien esclavo de los sentidos, cegado como por Calipso por vanos espejismos de la fantasía y cebado por sensuales halagos, no es un hombre lo que ves, sino una bestia. Si hay un filósofo que con recta razón discierne todas las cosas, venéralo: es animal celeste, no terreno. Si hay un puro con templador ignorante del cuerpo, adentrado por completo en las honduras de la mente, éste no es un animal terreno ni tampoco celeste: es un espíritu más augusto, revestido de carne humana."

Podéis encontrar el discurso completo aquí. Si lo leeis, agradecería que comentarais que os aparecido o que habeis entendido. Entro todos seguro que podemos sacar mas de una idea en claro. No tengo muy claro si la canción que he puesto arriba tiene algo que ver con todo esto. Me la recomendo mi profesor de matemáticas. Suena muy bien, ¿A que si?

4 comentarios

Ender -

Esa no es una pregunta muy facil, querido/a evelyn. De todas formas puedo darte mi opinión:

La dignidad del hombre radica en su libertad. Dicho así esto parece muy simple, pero el hecho es una confluencia de realidades. Es decir, libertad para pensar, libertad para hablar y sobre todo, libertad para hacerse a si mismo. Todo ello es la dignidad del hombre a mi juicio. Un saludo, y animo con el colegio.

EVELYN -

HOLA
QUISIERA SABER CUAL ES LA DIGNIDAD DEL HOMBRE??
ME PODRIAN RESPONDER ESA PREGUNTA? ES PARA EL MALDITO COLEGIO.
GRACIAS

Patxi -

no hay punto de inflexion

mce79 -

Demasiado ocupado para leer cosas largas, sorry