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Paperback Writer

El gato callejero

Un texto que siempre guardo a buen recaudo. Lo escribió mi padre, Carlos Amat, por la muerte de un gato callejero, hace unos cuantos años ya.

"Habitaba un gato en los bajos de la torre de pisos donde vivo. Su vida transcurría entre las rosaledas de los jardines, los setos y los garajes; hacia donde accedía por los agujeros de ventilación. Esta mañana al ir al trabajo me he encontrado con el Gato muerto, tendido en medio de la rampa de bajada del portal a la calle. La verdad es que ha sido esta la primera vez que he podido fijarme en él con detenimiento. En estos años lo habré visto cuatro o cinco veces, y muy de pasada, pues él, mientras vivió, fue de natural huidizo.

Tenía el pelaje muy negro y brillante, lo que le daba cierto toque esotérico. Me ha sorprendido verlo rellenito, no famélico ni huesudo. Seguramente algún vecino apiadado le daba de comer.

Aparte de la familia de este buen samaritano y la mía propia, nadie más echará en falta al Gato. Recordaremos de él, en el futuro, como algunos días al volver a casa nos pasaba por delante, huyendo de nosotros, a pesar de las llamadas cariñosas que le hacíamos para que se acercara.

Seguramente habrá personas en mi mismo edificio que lo calificarían de tiñoso y parásito; siempre merodeando por los garajes y los contenedores de la basura, con ese pelaje y esos ojos tan inquietantes. Un bicho, en fin, poco amigable. Para mí, sin embargo, ahora me doy cuenta, se me hace un respetable príncipe urbano de la soledad y de la supervivencia.
A muerto el Gato y se que a mis dos hijos, cuando se lo diga, se entristecerán. Pero les quedará el consuelo de haber sido testigos de una vida carismática y libre. Hoy yacía tendido el Gato en paz, con esa dignidad y grandeza que a veces da la muerte a ciertos seres -cada vez más raros- que en medio de estas toneladas de hormigón y asfalto, saben vivir hasta el final en libertad."

1 comentario

morgan-sergio -

Es precioso